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Grecia y Roma

ESPIRITUALIDAD ERÓTICA EN LAS TRADICIONES MISTÉRICAS

Extracto del libro La Sexualidad Espiritual de Georges Feuerstein y anotaciones de wikipedia.
Se llaman misterios a las ceremonias que procedían a la admisión de los iniciados en ciertos dogmas de cultos paganos secretos para el público, tras la iniciación, los iniciados regresaban al culto de las religiones oficiales. La información de que disponemos actualmente acerca de los diferentes cultos mistéricos es escasa por la prohibición que se imponía a los iniciados de hablar de los mismos a los no iniciados.
Sus orígenes parecen remontarse hasta el neolítico. Y en cuanto a la procedencia, tampoco es seguro que sea oriental. Se ha afirmado que las religiones mistéricas parecen surgir en la Antigüedad egipcia, en relación con los dioses Isis, Serapis y Anubis. También se observa su existencia en religiones frigias, como el mitraísmo, así como en el culto a Atis y Cibeles. Los misterios egipcios parecen ser los más antiguos, y los de Isis y Osiris llevados a Roma bajo este nombre, dieron sin duda nacimiento a las tres grandes iniciaciones llamadas misterios órficos, misterios eleusinos y misterios samotrácicos.
Se observan en la cultura helenística de la Antigua Grecia, siendo ya evidente su existencia antes del 600 a. C. en los cultos mistéricos de Eleusis (Démeter: hermana/esposa de Zeus y Perséfone: hija de Démeter y esposa de Hades) y en los de Dioniso y las bacantes. Se extienden por todo el imperio romano a pesar de los esfuerzos de varios emperadores como Augusto por evitarlos.
Dado su anclaje en antiguo ritos de fertilidad, las tradiciones mistéricas helenísticas conservaban elementos sexuales visibles y diversos . Como hemos visto, había una tendencia a corromper la herencia de la sexualidad sagrada. Pero no en todas partes las escuelas habían sucumbido a la vulgarización. Muchas seguían siendo vehículos de purificación personal y algunas atemperaban la sexualidad mediante abstinencias temporales. Como señala Walter Burkert, la sexualidad, más que un fin en sí misma, era un medio para romper el marco de la experiencia corriente.
A pesar del avance de la falocracia, resultaba difícil inhibir socialmente las fuerzas de veneración a la Gran Diosa y se practicaban estos cultos mistéricos a la sombra de la religión oficial. Los misterios se practicaron en toda el área del mediterráneo, el éxtasis mistérico era un refugio frente a la hostilidad del medio social, los fieles eran sobre todo labradores y otros grupos sociales relegados. En compañía de la Divinidad erótica y sus entusiastas seguidores se diluían las diferencias sociales y económicas, las mujeres, habitualmente relegadas, podían expresarse en libertad, las religiones mistéricas eran verdaderos cauces emocionales. No pocas veces las ceremonias se volvían orgiásticas, el historiador y teólogo S. Angus habla del tema.

Los cultos mistéricos más notables fueron los de Deméter y Perséfone, Afrodita y Adonis, Cibeles y Atis, Isis y Osiris, Eurídice y Orfeo y el dios andrógino Dionisio. También existieron los misterios los platónicos y los pitagóricos.
Se veneraba especialmente a Deméter en un rito anual reservado a las mujeres, llamado las thesmophoria. Durante tres días las normas desaparecían y el ritual contemplaba cópulas entre serpientes, piñas u otros facsímiles de genitales masculinos y lechones, que representaban los órganos femeninos. En el punto culminante algunas mujeres, purificadas previamente, bajaban al foso para sacrificar los lechones y ofrecer reliquias al altar de Démeter, mezcladas con la semillas que se sembrarían en el año nuevo. Este era un modo de mantener los lazos con la tradición arcaica y la espiritualidad religiosa.

MISTERIOS ELEUSINOS
El poema épico conocido como “El Himno Homérico a Demeter” Los misterios referidos aquí son los de Eleusis, los mas importantes de la Grecia antigua. Durante casi 2000 años, desde aproximadamente 1500 a.c. hasta el siglo IV d.c., estos se celebraban en Eleusis, Grecia, en honor a la diosa Demeter y su hija Perséfone. Llegó incluso a convertirse en una institución pan-helénica de importancia universal durante el imperio romano.
El poema os cuenta que un día, cuando Perséfone, hija de Demeter, estaba recogiendo flores en los pastos, fue raptada por Hades, dios del mundo subterráneo. Su madre supo por Helios lo sucedido y averiguó que su esposo, Zeus, estaba implicado en el rapto.
Vestida como una simple mujer entre los mortales encontró morada en el palacio del Rey de Eleusis, Keleos, y su mujer Metaneira. En gratitud por su amable hospitalidad, Demeter fundó un templo en Eleusis tras revelar que era una diosa. Para castigar a los dioses del Olimpo por la abducción de su hija, Demeter hizo que muriese toda vegetación sobre la tierra, amenazando a la humanidad con su extinción. Los dioses temían no obtener más sacrificios y oraciones de los mortales e imploraron a Demeter que devolviese la fertilidad a las tierras. Esta petición no fue satisfecha hasta que Zeus ordenó a su hermano Hades, del mundo subterráneo, a devolver Perséfone a su madre. Madre e hija volvieron a El Olimpo, pero desde entonces Perséfone tenia que pasar un tercio del año con su esposo en el mundo subterráneo. Cuando lo hacia, el invierno reinaba sobre la tierra, cuando Perséfone volvía a la Tierra en primavera, el mundo vegetal despertaba con flores y frutos nuevos.
Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.

En los misterios eleusinos se mantuvo un gran silencio de años hasta que le investigador R. Gordon Wasson descubrió que tomaban un hongo psicotrópico (ergot) considerado de carácter fálico. Es posible que el culto a Deméter provenga de la Creta neolítica, culminaba en la llamada contemplación (epopteia) y mostraba la realidad sagrada que unía a los géneros.
Aunque se le acusaba de complacerse en orgías el hecho se refería con más propiedad a los seguidores de Dioniso.

MISTERIOS DIONISÍACOS
 
Los misterios u orgías dionisíacas representan en Grecia una experiencia religiosa que entra en conflicto con la religión tradicional. Carreras en el bosque, representacione fálicas y danzas frenéticas provocan el delirio sagrado a través del cual el iniciado, arrebatado por el entusiasmo, se identifica con el dios mismo. Los misterios u orgías dionisíacas representan en Grecia una experiencia religiosa que entra en conflicto con la religión tradicional. Carreras en el bosque, representacione fálicas y danzas frenéticas provocan el delirio sagrado a través del cual el iniciado, arrebatado por el entusiasmo, se identifica con el dios mismo. En el extasis (mania) que se apodera de ellos, los y las bacantes desgarran un animal salvaje -cervatillo, cabra o becerra- y consumen su carne cruda (homofagia). Los adeptos eran reclutados de todos los ambientes y en todas las clases sociales El origen del culto así como el del mismo dios Dionisio es impreciso. Dionisio, dios de la fecundidad vegetal, animal y humana, se encuentra asociado en Eleusis a Demeter-Gea, Yaco y Pluto. El éxito del culto dionisiaco se dice que es debido a que propició la evolución espiritual y mística de Grecia y del mundo antiguo y dió nacimiento a una de las creaciones originales del mundo griego: el teatro -santuario de Dionisio- y las representaciones dramáticas del ditirambo. Dionisio helenizado, revelaba en la embriaguez divina, una sabiduría superior al conocimiento.
Feuerstein nos explica que el ritual dionisíaco se refiere a la Ménades, mujeres extáticas dadas a orgías tras la ingesta de gran cantidad de vino y carne cruda, estas mujeres poseídas por el dios danzaban danzas rituales al son de una música muy rítmica. La ceremonia recuerda extrañamente a la de la mano izquierda del tantrismo, durante el cual se consume, vino, carne y pescado, prohibidos normalmente al hindú piadoso.
El vino, especuló Walter F. Otto, tiene algo de infinito y trae a la vida el mundo primordial. Las ménades vestían de hombre y el dios Dioniso de mujer, el travestismo, al parecer, era un rasgo predominante de la vida religiosa griega, pero es cierto que en todo el mundo encontramos deidades andróginas. Se representa a las ménades con serpientes enroscadas en los brazos, una reminiscencia de la diosa Serpiente del neolítico. En las representaciones artísticas de las orgías suelen aparecer sátiros, que son manifestaciones de Dioniso, son figuras caricaturescas con cuernos y genitales desmesurados. No obstante su rijosidad, nunca violan, se limitan a hacer travesuras.
Es significativo que las propias iniciadas desempeñaran el papel dramático de sátiros, entre las seguidoras había círculos rituales lesbianos, esta práctica, no deconocida en Grecia, era usual en Lesbos. Según Eva Keuls, los ritos menádicos pueden haber derivado de un rito dionisíaco anterior, en el cual hombres y mujeres bailaban juntos y copulaban en grupo. De ser esto cierto estaríamos ante un claro ejemplo de sexo sagrado comunitario. También había círculos masculinos que, si damos crédito a Las Bacantes de Eurípides, se cubrían con pieles de corza para sugerir el aparato femenino (transgénero).
El culto a Dioniso mezclaba la asombrosa relación entre éxtasis o eros y muerte (thanatos), además de heraldo de visiones luminosas, era una deidad oscura y salvaje. La locura extática de los seguidores de Dioniso los ponía en el umbral del mundo inferior, el reino de la muerte. La relación de Dioniso con la muerte enlaza con el culto órfico.
Los romanos secularizaron la espléndida figura del dios, disolviendo su aura erótico-sagrada en el elogio del ocio sibarítico.

EL ORFISMO
Otra religión mistérica, surgió en el s. VI a.C, nutrida en parte por el culto de Dioniso. Pero los órficos refinaron la idea de entusiasmo extático (del griego enthousiasmos, literalmente, ser infundio de lo divino) y desarrollaron un misticismo espiritual que influiría fuertemente en neoplatónicos y cristianos. Como ciertas doctrinas de la India, creían que es posible identificarse completamente con lo divino y escapar al ciclo infinito de las reencarnaciones.
La historia cuenta que Orfeo, desesperado por la pérdida de su esposa, no puede aceptar su ausencia. El amor, que rechaza la muerte, muestra a Orfeo los misterios del más allá. Gracias a su viaje al reino de los muertos, Orfeo adquirió un poder y un respeto profundo entre los antiguos griegos, que le atribuyeron la creación de una nueva religión, el culto órfico.
Los iniciados en este nuevo ritual podían acceder a los misterios de la vida futura mediante la meditación de los poemas atribuídos a Orfeo. 

Al tratarse de misterios, muy poco sabemos de los ritos de la religión órfica. Pese a que Orfeo proviene de la región de Tracia, situada en el norte de Grecia, el Orfismo creció en el Ática y en el sur de Italia a partir del siglo V antes de Cristo. Prometía a sus fieles la vida inmortal del alma y recompensas en una vida de ultratumba. Es por esto que los iniciados en los misterios órficos se enterraban con unas láminas doradas que declaraban su fe, como una especie de pasaporte hacia la eternidad. De hecho, se han encontrado numerosas de esas láminas en excavaciones italianas. 
Al contrario que los dionisíacos, los órficos abordaban la redención desde el ascetismo. Eran vegetarianos. y se abstenían de sacrificios sangrientos. Según Feuerstein, desafortunadamente también compartían la visión de muchas religiones orientales respecto a la vileza intrínseca del cuerpo. El cuerpo sepultaba al alma y el adepto debía de someterse a catarsis para purificarse y hacer que el alma brillara en todo su esplendor.
El orfismo con su visión negativa del cuerpo influyó en la antropología teocrática y la ética antisexual del cristianismo.
En los ritos órficos tardíos, se hacía uso prominente de artefactos sexuales, el más famoso de los cuales era el lijnon, una cesta llena de frutas, de cuyo centro salía un largo falo. Este artefacto no era tanto un símbolo de fecundidad de la tierra como del poder de Dioniso de proporcionar a sus adeptos una vida eterna gozosa.
En suma, la purificación a que se sometían los órficos no implicaba el abandono de las prácticas sexuales comúnmente establecida. Pero la imaginería sexual se usaba menos como celebración del sexo que como símbolo metafísico, pues, abandonado el temprano carácter dionisíaco, el orfismo se convirtió cada vez más en una religión de salvación.
Transformando en símbolo de beatitud post-morten, el falo pierde todo su significado original, agrícola y procreativo. Solo un culto de la negación erótica habría podido concebir tal reversión. Como la cruz cristiana, el falo órfico apunta más allá del ser más allá de la vida. La trascendencia se pone por encima de la creatividad, una visión que influyó en el cristianismo y lo dominó durante muchos siglos.

El mensaje de los Misterios Eleusinos para el mundo de hoy

Feurstein, Georges: La Sexualidad Espiritual


Misterios Dionisiacos

Morali, André: Historia de las relaciones sexuales. Publicaciones Cruz O, S.A. 1992. 1ªed. 1980 Presses Universitaires de France

RTVE. Los misterios Órficos

wikipedia
 
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