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Imagen de la Divina Aurora en el centro

Imagen de la Divina Aurora en el centro

Detalle Imagen de la Divina Aurora

Detalle Imagen de la Divina Aurora

Retablo de la Divina Aurora

Se trata de un altar del S.XVII, abigarradamente barroco con todos los adornos propios del estilo, un verdadero jardín en el que se mezclan hojas, acantos, cartelas en las columnas, soportes con angelotes-desde el año 1964,  hay seis anteriormente solo cuatro, vemos también angelotes cabalgando sobre pedestales y frontones partidos, esbeltísima urna en arco de medio punto con bóveda de medio cañón donde se venera la spléndida efigie policromada de Nuestra Señora, esbeltísima de medio tamaño de una sencillez y dulzura subyugadoras, con su divino hijo en brazos, imagen risueña alegre y  atrayente.. Parece invitar al canto de su piadosa y entrañable “Campanilla” que por más detalles y sin ningún género de dudas, es de la época del retablo y de la imagen.
En los laterales de las hornacinas dos preciosas imágenes: La Virgen de la Paz y Santa Lucía. Ahora en lugar de la primera está Santo Domingo de Guzmán, que encaja muy bien con el estilo del retablo.
En la parte alta, bajo los angelotes coronantes hay un buen cuadro de la Crucifixión y el Purgatorio con figuras de espléndido y variado colorido, probablemente español por la piedad y misticismo que respiran sus personajes. Hoy está restaurado.

Pequeño, esbelto y del  barroco más moderno, columnas salomónicas, hornacina en arco de medio punto con fondo de cielo estrellado donde se venera la pequeña imagen de la virgen. La ornamentación difiere un poco de las anteriores. En su remate un precioso cuadro de la escuela flamenca y un hermoso crucifijo. Debajo una cabeza-estatua del señor que se conserva en la Parroquia. La Divina Aurora es una hermosa  joya policromada de poco más de un metro de altura, del estilo que llamamos barroco y lleva al Divino Infante en su brazo izquierdo. Adopta la actitud de movimiento propia de las efigies de su estilo. El rostro sencillo respira candor, ingenuidad, pureza, Tiene los ojos humildemente inclinados, bien delineados sus rasgos faciales y encuadrados por espléndida cabellera color castaño que cae, suavemente ondulada, sobre sus hombros. La cubre un airoso velo blanco que a su través acusa la cabellera mencionada.
La figura es esbeltísima y proporcionada, lleva un manto azul-con estrellas doradas- que cae graciosamente desde los hombros hasta los pies y cubre en sinuosas ondulaciones parte del vestido, que llega cumplidamente desde su cuello hasta cubrir los pies de la imagen. Literalmente estos vestidos y manto vuelan, se abollonan y prestan un marco espléndido a tan graciosísima figura.
El vestido va anudado por un sencillo cinturón o cíngulo y cae en pliegues hasta los pies. Las mangas se abollonan hasta su remate en las bien delineadas manos, en una de las cuales, la derecha, lleva un rosario moderno. El Divino Infante es como su madre, una figura que causa-en su rostro-simpatía, carió, afecto, candor, mira de soslayo como queriendo llamar con disimulo a los que le rodean y los detalles de talla coinciden con la delineación de los rasgos faciales apuntados en la efigie de Nuestra Señora. Sus manos están perfectamente diseñadas y como sus ojos, parecen llamar.
La peana en gola recta lleva en su parte delantera unan cartela con una inscripción. “QUASI AURORA CONSURG” nombre tan celebrado en los fastos de la “Campanilla” cerverana. Su época probable es hacia mediados del s. XVIII.